Los médicos son la tercera causa de muerte en EE.UU., provocando 250.000 muertes al año


por el Dr. Joseph Mercola
Autor del Programa de Salud Total

Este artículo en el Journal of the American Medical Association (JAMA) y es el mejor artículo que he visto escrito en la literatura publicada que documenta la tragedia del paradigma médico tradicional.
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Esta información es un seguimiento del informe del Instituto de Medicina que llegó a los periódicos en diciembre del año pasado, pero los datos eran difíciles de referenciar ya que no estaba en una revista revisada por pares. Ahora se publica en JAMA que es la revista médica de mayor circulación en el mundo.

La autora es la Dra. Barbara Starfield, de la Escuela de Higiene y Salud Pública de Johns Hopkins, y describe cómo el sistema sanitario estadounidense puede contribuir a la mala salud.

TODAS ESTAS SON MUERTES POR AÑO:

12.000 — cirugías innecesarias 8
7.000 — errores de medicación en los hospitales 9
20.000 — otros errores en los hospitales 10
80.000 — infecciones en los hospitales 10
106.000 — no errores, efectos negativos de los medicamentos 2
En total, ¡250.000 muertes al año por causas iatrogénicas!
¿Qué significa la palabra iatrogénica? Este término se define como inducido en un paciente por la actividad, la manera o la terapia de un médico. Se utiliza especialmente para referirse a una complicación del tratamiento.

El Dr. Starfield ofrece varias advertencias al interpretar estas cifras:

En primer lugar, la mayoría de los datos proceden de estudios en pacientes hospitalizados.
En segundo lugar, estas estimaciones se refieren únicamente a las muertes y no incluyen los efectos negativos asociados a la discapacidad o el malestar.
En tercer lugar, las estimaciones de muertes por error son inferiores a las del informe del IOM.1
Si se utilizan las estimaciones más altas, las muertes por causas iatrogénicas oscilarían entre 230.000 y 284.000. En cualquier caso, 225.000 muertes al año constituyen la tercera causa de muerte en Estados Unidos, después de las muertes por enfermedades cardíacas y el cáncer. Incluso si estas cifras están sobreestimadas, hay un amplio margen entre estas cifras de muertes y la siguiente causa de muerte (enfermedades cerebrovasculares).

Otro análisis concluyó que entre el 4% y el 18% de los pacientes consecutivos experimentan efectos negativos en el ámbito ambulatorio, con

116 millones de visitas médicas adicionales
77 millones de recetas adicionales
17 millones de visitas a urgencias
8 millones de hospitalizaciones
3 millones de ingresos de larga duración
199.000 muertes adicionales
77.000 millones de dólares de costes adicionales
El elevado coste del sistema sanitario se considera un déficit, pero parece tolerarse bajo el supuesto de que una mejor salud es el resultado de una atención más cara.

Sin embargo, los datos de algunos estudios indican que entre el 20% y el 30% de los pacientes reciben una atención inadecuada.

Se calcula que entre 44.000 y 98.000 de ellos mueren cada año como consecuencia de errores médicos.2

Esto podría tolerarse si se tradujera en una mejor salud, pero ¿es así? De 13 países en una comparación reciente,3,4 Estados Unidos ocupa una media del 12º puesto (el segundo por la cola) en 16 indicadores sanitarios disponibles. Más concretamente, la clasificación de EE.UU. en varios indicadores fue

13º (último) en cuanto a porcentajes de bajo peso al nacer
13º en mortalidad neonatal y mortalidad infantil en general 14
11º en mortalidad postneonatal
13º en años de vida potencialmente perdidos (excluyendo las causas externas)
11º en esperanza de vida a 1 año para las mujeres, 12º para los hombres
10º en esperanza de vida a los 15 años para las mujeres, 12º para los hombres
10º en esperanza de vida a los 40 años para las mujeres, 9º para los hombres
7º en esperanza de vida a los 65 años para las mujeres, 7º para los hombres
3º en esperanza de vida a los 80 años para las mujeres, 3º para los hombres
10º en mortalidad ajustada por edad
Los malos resultados de EE.UU. fueron confirmados recientemente por un estudio de la Organización Mundial de la Salud, que utilizó datos diferentes y clasificó a EE.UU. en el puesto 15 entre 25 países industrializados.

Existe la percepción de que el público estadounidense «se comporta mal» al fumar, beber y ejercer la violencia». Sin embargo, los datos no apoyan esta afirmación.

La proporción de mujeres que fuman oscila entre el 14% en Japón y el 41% en Dinamarca; en Estados Unidos, es del 24% (el quinto mejor). En el caso de los hombres, la proporción va del 26% en Suecia al 61% en Japón; en Estados Unidos es del 28% (tercera mejor).
Estados Unidos ocupa el quinto lugar en cuanto a consumo de bebidas alcohólicas.
EE.UU. tiene un consumo relativamente bajo de grasas animales (el quinto más bajo en hombres de 55 a 64 años de 20 países industrializados) y las terceras concentraciones medias más bajas de colesterol en hombres de 50 a 70 años entre 13 países industrializados.
Estas estimaciones de muertes por error son inferiores a las de un reciente informe de los Institutos de Medicina, y si se utilizan las estimaciones más altas, las muertes por causas iatrogénicas oscilarían entre 230.000 y 284.000.

Incluso con la estimación más baja de 225.000 muertes al año, ésta constituye la tercera causa de muerte en Estados Unidos, tras las enfermedades cardíacas y el cáncer.

La falta de tecnología no es, desde luego, un factor que contribuya a la baja clasificación de Estados Unidos.

Entre 29 países, Estados Unidos es el segundo, después de Japón, en disponibilidad de unidades de resonancia magnética y escáneres de tomografía computarizada por millón de habitantes. 17
Sin embargo, Japón ocupa el primer puesto en materia de salud, mientras que Estados Unidos se encuentra entre los más bajos.
Es posible que el elevado uso de la tecnología en Japón se limite a la tecnología de diagnóstico que no va acompañada de altas tasas de tratamiento, mientras que en EE.UU. el elevado uso de la tecnología de diagnóstico puede estar relacionado con un mayor tratamiento.
En apoyo de esta posibilidad están los datos que muestran que el número de empleados por cama (equivalentes a tiempo completo) en los Estados Unidos es el más alto entre los países clasificados, mientras que son muy bajos en Japón, mucho más bajos de lo que puede explicarse por la práctica común de que sean los familiares y no el personal del hospital los que proporcionen las comodidades de la atención hospitalaria.
Journal American Medical Association 26 de julio de 2000;284(4):483-5

COMENTARIO DEL DR. MERCOLA

Amigos, esto es lo que llaman un «artículo de referencia». Sólo se publican varios como éste cada año. Una de las principales razones por las que es tan grande es que se publica en JAMA, que es la revista médica más grande y una de las más respetadas en todo el mundo.

Me pareció muy curioso que el mejor servicio de noticias del mundo, Reuter’s, no recogiera este artículo. No tengo ni idea de por qué lo dejaron pasar.

Le animo a que marque este artículo y lo revise varias veces para que pueda utilizar las estadísticas para contrarrestar los argumentos de sus amigos y familiares que están tan entusiasmados con el paradigma médico tradicional. Estas estadísticas demuestran claramente que el sistema no funciona. Está roto y necesita desesperadamente ser reparado.

Antes me gustaba decir que las drogas son la cuarta causa de muerte en este país. Sin embargo, este artículo deja bastante claro que la cifra más contundente es que los médicos son la tercera causa de muerte en este país, matando a casi un cuarto de millón de personas al año. Las únicas causas más comunes son el cáncer y las enfermedades cardíacas.

Es probable que esta estadística esté seriamente subestimada, ya que gran parte de la codificación sólo describe la causa del fallo de los órganos y no aborda en absoluto las causas iatrogénicas.

Japón parece haberse beneficiado de reconocer que la tecnología es maravillosa, pero sólo porque se diagnostique algo con ella, uno no debe comprometerse a someterse a un tratamiento en el paradigma tradicional. Sus estadísticas sanitarias reflejan este aspecto de su filosofía, ya que gran parte de su tratamiento no es en absoluto un tratamiento, sino una atención amorosa prestada en el hogar.

La atención, no el tratamiento, es la respuesta. Los medicamentos, la cirugía y los hospitales rara vez son la respuesta a los problemas de salud crónicos. La clave es facilitar la capacidad de curación que Dios nos ha dado a todos. Mejorar la dieta, el ejercicio y el estilo de vida es básico.

Las intervenciones eficaces para las heridas emocionales y espirituales subyacentes a la mayoría de las enfermedades crónicas son también pistas importantes para maximizar la salud y reducir la enfermedad.

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Información del autor/artículo

Afiliación del autor: Departamento de Política y Gestión Sanitaria, Johns Hopkins School of Hygiene and Public Health, Baltimore, Md. Autora correspondiente y reimpresiones: Barbara Starfield, MD, MPH, Department of Health Policy and Management, Johns Hopkins School of Hygiene and Public Health, 624 N Broadway, Room 452, Baltimore, MD 21205-1996 (e-mail: bstarfie@jhsph.edu).

Referencias

1. Schuster M, McGlynn E, Brook R. ¿Hasta qué punto es buena la calidad de la asistencia sanitaria en Estados Unidos?
Milbank Q. 1998;76:517-563.

2. Kohn L, ed, Corrigan J, ed, Donaldson M, ed. To Err Is Human: Building a Safer Health System. Washington, DC: National Academy Press; 1999.

3. Starfield B. Primary Care: Balancing Health Needs, Services, and Technology. New York, NY: Oxford University Press; 1998.

4. Informe sobre la salud en el mundo 2000. Disponible en: http://www.who.int/whr/2000/en/report.htm. Consultado el 28 de junio de 2000.

5. Kunst A. Cross-national Comparisons of Socioeconomic Differences in Mortality. Rotterdam, Países Bajos: Universidad Erasmus; 1997.

6. Law M, Wald N. Why heart disease mortality is low in France: the time lag explanation. BMJ. 1999;313:1471-1480.

7. Starfield B. Evaluating the State Children’s Health Insurance Program: critical considerations.
Annu Rev Public Health. 2000;21:569-585.

8. Leape L. Unecessarsary surgery. Annu Rev Public Health. 1992;13:363-383.

9. Phillips D, Christenfeld N, Glynn L. Increase in US medication-error deaths between 1983 and 1993. Lancet. 1998;351:643-644.

10. Lazarou J, Pomeranz B, Corey P. Incidencia de las reacciones adversas a los medicamentos en pacientes hospitalizados. JAMA. 1998;279:1200-1205.

11. Weingart SN, Wilson RM, Gibberd RW, Harrison B. Epidemiology and medical error. BMJ. 2000;320:774-777.

12. Wilkinson R. Unhealthy Societies: The Afflictions of Inequality. Londres, Inglaterra: Routledge; 1996.

13. Evans R, Roos N. ¿Qué tiene de bueno el sistema sanitario canadiense? Milbank Q. 1999;77:393-399.

14. Guyer B, Hoyert D, Martin J, Ventura S, MacDorman M, Strobino D. Annual summary of vital statistics1998. Pediatrics. 1999;104:1229-1246.

15. Harrold LR, Field TS, Gurwitz JH. Knowledge, patterns of care, and outcomes of care for generalists and specialists. J Gen Intern Med. 1999;14:499-511.

16. Donahoe MT. Comparing generalist and specialty care: discrepancies, deficiencies, and excesses. Arch Intern Med. 1998;158:1596-1607.

17. Anderson G, Poullier J-P. Health Spending, Access, and Outcomes: Trends in Industrialized Countries. New York, NY: The Commonwealth Fund; 1999.

18. Mold J, Stein H. The cascade effect in the clinical care of patients. N Engl J Med. 1986;314:512-514.

19. Shi L, Starfield B. Income inequality, primary care, and health indicators. J Fam Pract.1999;48:275-284.

Fuente: Doctors are Third Leading Cause of Death!


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