Podemos trazar una línea recta entre la aparición de las teorías evolucionarías a la resurgencia del ateismo de nuestros días. Nunca deberíamos desestimar una mala idea.
Dr. R. Albert Mohler, Jr.,
El Nuevo Ateísmo se ha establecido como una característica del panorama intelectual de nuestro tiempo. Pensadores como Richard Dawkins, Daniel Dennett, Christopher Hitchens, y Sam Harris están dentro de las figuras que aparecen regularmente en los lugares preferidos de las librerías Americanas y también en las primeras paginas de nuestros diarios. Y, a la par de sus vigorosas defensas del ateísmo, con frecuencia encontramos igualmente una vigorosa defensa de las teorías evolucionarías. Esto no es un accidente.
El ateísmo se ha manifestado, en cierta forma en la cultura occidental, desde mediados del último milenio. La palabra “ateísta” no siquiera existía en el idioma ingles hasta el reino de la Reina Isabel I. Los primeros ateístas eran comúnmente filósofos y teólogos escépticos que negaban la existencia de cualquier Dios personal. Sin embargo, el Dios que ellos casi siempre rechazaban era el Dios de la Biblia – en otras palabras – sin duda específicamente rechazaban la religión Cristiana.
Los primeros ateísta eran herejes usualmente notorios y bastante conocidos. Su negación de Dios y rechazo de la fe Cristiana era bien entendida y bastante documentada. Pero estos primeros ateístas tenían un gran problema.- ¿como podían ellos explicar la existencia del Cosmos? – Sin un respuesta clara a esta interrogante, sus argumentos a favor del ateísmo fallaba en ganar fuerza.
Inclusive como los antiguos Griegos lo entendían, una de las interrogantes filosóficas mas fundamentales era esta: ¿Porque existe algo, en vez de nada? Toda visión cosmogónica debe responder a esta interrogante. En otras palabras, toda filosofía de la vida debe ofrecer ciertas respuestas de cómo nosotros y el mundo que nos rodea llegaron a existir. Los mitos de creación de las culturas antiguas y las especulaciones filosóficas de los griegos sirven de evidencia del hambre intelectual en relación a lo que ahora se conoce como “la cuestión del los orígenes”.
Por algún tiempo, los ateístas fueron bastante presionados para ofrecer una respuesta coherente a esta incógnita. Una vez que eliminaban a Dios de la ecuación, ellos quedaban sin una explicación de la creación para ofrecer. Por supuesto, todo esto cambio con Charles Darwin.
La teoría de la selección natural de Darwin y , emergen en el siglo XIX como la primera alternativa coherente a la doctrina Bíblica de la creación.
Esta revolución en el pensamiento humano esta bien resumido por Richard Dawkins que concede que un ateísta previo a Darwin, tendría que ofrecer una explicación del Cosmos y de la existencia de la vida más o menos así: “No tengo explicación para el complejo diseño biológico. Todo lo que se es que Dios no es una buena explicación, de tal forma que tendremos que esperar, con la esperanza que alguien aparezca con una mejor explicación”.
Dawkins, quien es tal vez el cientista evolucionario más conocido, argumenta que las explicaciones ofrecidas por mas de algún frustrado ateísta antes de Darwin “habría dejado a mas de alguien completamente insatisfecho.”
Pero entonces apareció Darwin. Dawkins, en una simple frase va al corazón del asunto: “Darwin hizo posible ser un ateísta intelectualmente satisfecho”
Su punto es claro e irresistible. Anterior al desarrollo de la teoría de la evolución, no había forma que un ateísta podía concluir con claros argumentos las razones porque el cosmos existe o porque los seres vivos aparecieron. Darwin cambio todo eso. El desarrollo de la evolución Darwiniana ofreció una herramienta invaluable a los ateístas – una explicación de los comienzos.
Los nuevos ateístas han emergido con potentes voces. Estos escriben libros best-selling, aparecen en colegios y campos universitarios importantes, y extienden sus voces a través de influencias institucionales y culturales. Este movimiento es nuevo en el sentido que difiere en varios aspectos del antiguo ateísmo, y uno de estos aspectos es el uso que hacen de la ciencia en general y las teorías evolucionarias en particular, como herramienta intelectual-ateísta contra la creencia en Dios.
Dawkins por ejemplo, no solo cree que el Darwinismo ha hecho posible ser un ateísta intelectualmente completo, pero el también sostiene que las creencias religiosas son verdaderamente peligrosas y carentes de credibilidad. Es asi que el no solo alega que el Darwinismo hizo posible ser un ateísta intelectualmente efectivo, pero el también alega que la teoría de la evolución socava la creencia en Dios.
En otras palabras, Dawkins asegura que el Darwinismo hizo posible ser un cristiano intelectualmente realizado.
Daniel Dennett, otro de los “Cuatro Jinetes” del Nuevo Ateísmo, ha argumentado que la teoría Darwiniana de la evolución es como un “acido universal” que quemara todos los argumentos en favor de la existencia de Dios. Su confianza en el Darwinismo es absoluta. El mira hacia atrás con nostalgia a su niñez, cuando el creía en un mundo creado por Dios, y argumenta que, eventualmente su experiencia de creer en un Dios creador a su confianza en evolución será compartido por una humanidad que crece en una madures intelectual.
Dennett es suficientemente honesto en reconocer que si la teoría de la evolución es una verdad, eventualmente debe ofrecer una explicación acabada acerca de todo lo relacionado con los enigmas de la vida. De tal forma que la evolución tiene que explicar cada aspecto de la vida, desde como aparece una especie a porque una madre ama a su hijo. Interesantemente, el ofrece una explicación del porque el ser humano ha creído en la existencia de Dios.
Como podríamos esperar, la teoría de la evolución es usada para explicar que ha tenido que haber un tiempo cuando el creer en Dios fue necesario, para que los seres humanos tuvieran suficiente confianza en reproducirse. Dennett cree que deberíamos tener suficiente confianza en reproducirnos sin la creencia en Dios.
Sam Harris, también un cientista por formación, es otro defensor ardiente de la teoría de la evolución. Forzando la argumentación aun mas lejos que Dawkins y Dennett, Harris ha argumentado que el creer en Dios es tan peligroso para la civilización humana que las libertades religiosas deberían ser negadas, de tal forma que la ciencia pueda reinar con supremacía como el fundamento intelectual de la sociedad humana.
El ultimo de los “Cuatro Jinetes”, el autor Christopher Hitchens usa su considerable ingenio para ridiculizar la creencia en Dios, lo cual el, como Dawkins y Harris, considera completamente peligroso para la humanidad. A pesar que Hitchens no es un cientista, su ateísmo no deja cabida para ninguna otra teoría que no sea la de la evolución.
El Dogma Darwiniano esta entre los primeros principios de la cosmovisión ofrecida por estos Nuevos Ateístas. Darwin reemplaza la biblia como el gran revelador de la existencia de la vida en todas sus formas. Los Nuevos Ateístas no son solamente dependientes en la ciencia para su cosmovisión; su cosmovisión se convierte en cientismo – la creencia que la ciencia naturalista moderna es la gran respuesta unificadora a la cuestión de la generación de la vida humana.
Como Richard Dawkins ha argumentado recientemente, ellos creen que la incredulidad en la evolución debería considerarse como intelectualmente condenable y censurable tanto como la negación del Holocausto. De tal forma que su estrategia es usar la teoría de la evolución como su arma principal en el contexto del combate intelectual de hoy día.
El Nuevo Ateísta no tendría una coherente cosmovisión sin el Dogma Darwiniano de la Evolución. Con este dogma, ellos intentan difamar la creencia en Dios y marginalizar al mundo cristiano y la argumentación cristiana. De tal forma que podemos trazar una línea recta entre la aparición de la teoría evolucionaría y la resurgencia del ateísmo en nuestros días. El corolario es: Nunca desestimes el poder de una mala idea.
Dr. R. Albert Mohler, Jr.,serves as president of The Southern Baptist Theological Seminary — the flagship school of the Southern Baptist Convention and one of the largest seminaries in the world.