Los testigos desfiguran el cristianismo tan profunda y esencialmente, que su enseñanza no puede llamarse cristiana. Ellos rechazan el misterio de la Santísima Trinidad, la Divinidad de Jesucristo, y del Espíritu Santo. Su enseñanza sobre la resurrección de Cristo, el alma, la vida después de la muerte, la Segunda Venida y la vida eterna, tienen completamente otro contenido anticristiano, inventado por ellos. Habría sido mucho más honorable de su parte no remitirse a la Biblia, sino predicar su doctrina como una nueva religión, lo cual es prácticamente así. Pero ellos de mala fe, utilizan la autoridad de la Biblia, el nombre de Cristo y la terminología cristiana para atrapar rápidamente en sus redes a la gente ingenua, quien quizás conoce poco del cristianismo, pero en principio lo respeta.
Divinidad de Cristo, enseñanza sobre la Santísima Trinidad.
Nosotros los cristianos creemos que Dios, siendo único en esencia, se manifiesta trino en Hipóstasis, que el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo – es un Dios Tri – Personal. En otras palabras, así como el Padre es verdadero, eterno y todopoderoso Dios, lo son Su Hijo y Su Espíritu Santo. Y al mismo tiempo no tres, sino un Dios – Trinidad consubstancial e indivisible. Esta fe la recibimos de los apóstoles.
Los Testigos de Jehová rechazan esta doctrina, y la llaman «satanista» y «razonamientos paganos.» Ellos se burlan de la enseñanza cristiana y dicen que nosotros creemos en «tres dioses» o en «un monstruo de tres cabezas.»
Rechazando la Trinidad, los testigos rechazan también la naturaleza divina del Señor Jesucristo, considerándolo creado, a semejanza de los ángeles, identificándolo con el Arcángel Miguel, sin ningún fundamento. Con esto repiten la antigua equivocación de los Arrianos, cuya doctrina fue minuciosamente revisada y refutada por la Iglesia, en el Primer Concilio Ecuménico en el año 325 en la ciudad de Nicea.
Ellos aseveran, que al encarnarse, Jesús se despojó de su existencia espiritual, y se convirtió en un hombre común. Cuando Jesús se bautizó en el Jordán, Dios – Jehová lo hizo Cristo – profeta, sumo pontífice y ungido. Cumpliendo la misión encomendada, Jesús perece, clavado al madero (la forma tradicional de la cruz, la excluyen como abominable símbolo pagano).
Por esta hazaña espiritual, Dios condecora a Jesús con la inmortalidad. Él resucita a Jesús, habiendo seccionado su cuerpo en elementos componentes, y rehaciéndolo como «espíritu glorioso,» para que aquel pudiera encabezar la organización mundial de los Testigos de Jehová.
Esta herejía se fundamenta en la cita de su traducción errónea del primer versículo del Evangelio de San Juan: «En el principio era la Palabra, y la Palabra era con Dios, y la Palabra era uno de los dioses» (es decir, creación). Es correcto leer aquí: «Y la Palabra era Dios.»
Resurrección de Cristo y la vida luego de la muerte.
Los sectantes – atalayas no aceptan la enseñanza cristiana sobre la resurrección física de Jesucristo, al tercer día, luego de la crucifixión. Ellos enseñan a tres «Jesuses»: hasta la encarnación era el arcángel Miguel, creado por Dios. Durante la encarnación Cristo se hizo hombre común, quien luego sufrió y murió y de esta manera cesó su existencia. Durante la resurrección del sepulcro, Jesús apareció como una nueva esencia, a la que otorgaron divinidad, pero no Dios según su naturaleza.
Esta atroz desfiguración del verdadero fundamento cristiano, armoniza completamente con su rechazo general de la inmortalidad del alma y de la vida luego de la muerte. Russell imitó de los adventistas la idea de que con la muerte del cuerpo concluye toda vida. Durante la Segunda Venida de Cristo, los rectos serán recreados nuevamente, según las cualidades, con las que Dios los escribió en su memoria. Esto es semejante, por ejemplo, a una nueva silla recién construida según los planos conservados del viejo modelo. Para nosotros es evidente, que esta «resurrección» jehovista no tiene nada que ver con la doctrina cristiana.
La fe cristiana enseña, que saliendo del cuerpo en el momento de la muerte, el alma continua pensando, sintiendo y deseando como antes. La personalidad del hombre, la memoria, el conocimiento del «yo,» se conservan enteramente en el alma del hombre. La muerte es el género de sueño para el cuerpo. Durante la resurrección de los muertos el alma de cada hombre se juntará con su cuerpo anterior, pero renovado, y así el hombre se presentará inmortal e incorruptible, como debió haber sido según los planos principales de Dios.
Segunda Venida y reino milenario.
El tema de la Segunda Venida de Cristo y del reino milenario en la tierra, se manifiesta como lo principal en la enseñanza jehovista. He aquí que todo el interés de Russell hacia la religión propiamente comenzaba con las pruebas de computar la fecha de la llegada de Cristo. Según cálculos matemáticos no muy claros, él dedujo, que Cristo vendría en el año 1874. Cuando esto no sucedió, Russell comenzó a enseñar, que Cristo igualmente vino, pero invisiblemente (!) y ahora se encuentra en el aire, donde fue recibido por un pequeño rebaño de testigos fieles. Según sus cálculos, en 1914 llegó a su final el período pagano, y en el aire Satanás comenzó su feroz guerra contra Cristo y sus santos. Russell llamó a este año batalla de Armagedón, luego de la cual Cristo debía descender a la tierra. Cuando esto no sucedió, los testigos empezaron a mover la fecha de la llegada visual al año 1916, 1918, 1924, 1928 y así sucesivamente. Finalmente, el «juez» Rutherford llegó a una genial explicación, que la batalla de Armagedón esta suspendida hasta que los Testigos de Jehová terminen su prédica universal y prevengan a todas las naciones de la tierra del peligro inminente.
Corrigiendo a Russell, Rutherford enseñaba que el diablo estaba tan ofendido con el entronamiento de Cristo, que comenzó la Primera Guerra Mundial, la que terminó solamente cuando se produjo la «purificación del templo de Jehová» en 1918 (sobre que significa exactamente esto, las opiniones se dividen). Entonces cuando fueran re – hechos los muertos de la elite ungida, ellos se unirán con el Señor en el cielo. Desde entonces Cristo sigue juzgando a las naciones, separando a las «ovejas» de los «cabritos,» este proceso se realizará con una guerra entre Cristo y el diablo en Armagedón (Ap. 16:16), la terrible y última batalla será de una aniquilación total. Junto con el diablo serán combatidas todas las organizaciones religiosas del mundo, que estén contra Dios; cristianas y otras, simbolizadas como la ramera de Babilonia (Ap. 17).
Esta última batalla ya – ya esta por comenzar, es por eso que hay que «iluminar» rápido como sea posible a la mayor cantidad de personas: porque todos aquellos que estén con el diablo contra los Testigos de Jehová, serán aniquilados.
Su enseñanza sobre la batalla de Armagedón y el reino milenario, los testigos la fundamentan en su versión de la interpretación del libro Apocalipsis (Revelación), especialmente en su capítulo 20. Es sabido, que el libro del Apocalipsis es profundamente misterioso. Esta lleno de imágenes simbólicas y alegorías, en las cuales a través de imágenes visibles, nombres y cantidades se esconden profundos misterios divinos. Por eso, no es correcto arrancar de su contexto lugares separados e interpretarlos literalmente.
Todas las equivocaciones de los testigos, relacionadas con la Segunda Venida y lo que sucederá luego de ella, directamente fluyen de su incredulidad en la inmortalidad del alma. Según Russell y sus seguidores, el hombre no tiene alma independiente, así como su cuerpo es su alma, también su alma es el cuerpo. Cuando el hombre muere deja de existir. No existe ninguna alma inmortal. El hombre murió y no existe. Russell aseguraba, que las palabras de Cristo relacionadas con el ladrón en la cruz: «De cierto te digo: que hoy estarás conmigo en el paraíso,» corresponde traducir de otra manera, es a saber: «Hoy te digo, que estarás conmigo en el paraíso.» Es sorprendente la insolencia de parte del hombre, quien no-solo no entendía el original del idioma griego, en el cual fue escrito el Evangelio, sino que ni siquiera conocía el alfabeto griego!
Según Russell, en el reino milenario los resucitados, o mejor dicho las personas re – creadas tendrán una segunda «oportunidad» en cuanto a las condiciones del Nuevo Testamento. De esta manera, la presente vida no es la única. La Biblia, por supuesto, no explica nada semejante. Al contrario, ella dice que: «…esta establecido a los hombres que mueran una vez, y después el juicio» (Hebreos 9:27). Los testigos insisten en que durante el reinado milenario se podrá volver a vivir la vida y corregir los errores anteriores. Todo dependerá de cómo se comporte el hombre en las nuevas y más favorables condiciones.
Según Russell, luego del juicio los hombres serán divididos en tres clases:
1° Clase: compuesta de los 144 mil testigos elegidos, será llevada al cielo y allí incorporeamente reinarán con Cristo – Miguel, y regirán la vida de la gente que quede en la tierra. Ahora viene la pregunta: Si según su enseñanza, la cantidad de 144 mil ya había sido reunida en el año 1935, entonces adonde irán a parar el resto de los testigos, que se sumaron a la Congregación luego de 1935? Para qué seguir predicando y esforzándose, cuando de todas maneras no entrarán en la cantidad de los privilegiados?
2° Clase: los «resucitados» estará compuesta del resto de jehovistas salvados. Ellos quedarán en sus cuerpos en la tierra, y no podrán heredar el reino celestial. Ellos disfrutarán de una completa tranquilidad y bienestar, no sufrirán guerras o enfermedades. No habrá muerte. Podrán casarse, multiplicarse y poblar la tierra. Pero qué será de la tierra, luego de un continuo crecimiento poblacional, cuando nadie morirá, esto queda a imaginación del lector.
3° Clase, los indignos de vivir en la tierra serán exterminados junto con Satanás y sus espíritus.
Según la enseñanza de los testigos, los muertos solo cesan de existir. Los lugares de la Biblia que hablan del infierno y de la gehena de fuego, los interpretan como alegóricos, y la enseñanza cristiana sobre esto la denominan mito pagano.
En general, toda la doctrina de los testigos sobre la salvación es arbitraria y llena de contradicciones.
Ellos enseñan que Cristo «no trajo una completa redención por los pecados, sino que solo le dio al hombre la posibilidad de merecer la salvación ahora y luego en el reino milenario.»
No existe nada semejante en la Biblia. La Escritura enseña que todos los hombres son llamados hacia la salvación a través de la fe en Jesucristo. La Biblia no hace ningunas «castas» de salvados. Por lo cual, la salvación no se limita con ninguna determinación temporal (1000 años). La salvación comienza desde el momento en que el hombre vuelve a Cristo, y se prolonga hacia toda la eternidad. «De cierto, de cierto os digo: el que oye mi palabra, y cree al que me ha enviado, tiene vida eterna; y no vendrá a condenación, mas pasó de muerte a vida» (S. Juan 5:24).
La notoria inconsecuencia se observa en otros puntos de la doctrina de fe de esta secta. «Los Atalayas,» autoritariamente cambiaron en relación hacia la vacunación, y ahora permiten hacer inoculaciones. La dirección de «Atalaya» propagó el entendimiento de la infalibilidad en las cuestiones de la creencia, desde el primer presidente de la secta, hacia todo el actual aparato guiador.
En un tiempo los jehovistas oficialmente afirmaban, que los esfuerzos del primer presidente no tienen ahora sentido práctico, pero luego nuevamente volvieron con él, abrazándolo como «profético.» El trato oficial de la imagen del ángel, en el capítulo 9 del Apocalipsis, como Satanás, mas tarde fue interpretado como imagen de Jesucristo. En la etapa primaria los jehovistas no tenían nada en contra de la transfusión de sangre para los enfermos, ahora son irreconciliables con respecto a esto. Al principio los testigos reconocían la veneración de Jesucristo, ahora rechazan esto. Al principio la resurrección de los muertos se preveía para todos los hombres, ahora solo para unos pocos. Antes Israel se tomaba ene el sentido literal de la palabra, como nación separada, y ahora se interpreta por los jehovistas como una congregación espiritual independiente de la nación.
El entendimiento de Armagedón, la fecha de la Segunda Venida, la fecha del reinado milenario y las características de este reinado fueron cambiadas por ellos varias veces. Estos y otros cambios semejantes en la creencia, demuestran que la dirección de la secta en los tiempos presentes, parece haberse enredado en razonamientos propios, así que actualmente para el simple sectante, es muy problemático entender que se enseña ahora por verdad. Esta fue una de las muchas razones, por las cuales cerca de un millón de jehovistas dejaron la secta, en los últimos diez años. No obstante, que los testigos abiertamente están en contra de las estructuras de los gobiernos establecidos, llamándolos diabólicos, cuando les conviene, ellos mismos defienden estos gobiernos.
Influencia del ocultismo.
Aun el Apóstol Pablo advertía a los cristianos, que fueran precavidos con cualquier revelación nueva: «Mas aun si nosotros o un ángel del cielo os anunciare otro evangelio del que os hemos anunciado sea anatema» (Gálatas 1:8).
Familiarizándonos con mayor profundidad con la doctrina de los testigos, encontramos en ella mucho en común con lo que anuncian los espíritus actuales a través de sus médiums.
Realmente, hasta el «juez» Rutherford aseguraba que los ángeles ayudaron en la confección de su revista periódica; diciendo que «Dios a través de sus ángeles procura que Su gente reciba a tiempo la información necesaria» (J. F. Rutherford, Prophecy WBTS, Watchtower Bible & Track Society, 1929, Riches 1936, pag. 316; Vindication, 1932, pag. 250). En otra oportunidad él reconoció que el «espíritu santo» dejó de ser su maestro, y en su lugar quedaron los ángeles, quienes le inducían los pensamientos necesarios. (The Watchtower, sep. 1930, pag. 263, febrero 1, 1935, pag. 41).
El cuarto presidente de la Congregación F. Franz también mencionaba a los ángeles, que conducían la Congregación Atalaya. Él dijo: «Nosotros creemos que los ángeles de Dios conducen a los Testigos de Jehová» (William and Joan Cetnar, Questions for Jehovah’s Witnesses, Kunkletown PA 1983, 55). La revista Atalaya confirma que los ángeles iluminan, consuelan y traen verdades frescas, y comunican las revelaciones «al pueblo ungido de Dios.» En otro sitio la revista afirma que «los Testigos de Jehová hay, comunica la buena noticia del reino bajo la dirección directa de los ángeles» (The Watchtower, abril 1, 1972, pag. 200).
Los líderes jehovistas, ni siquiera se inmutan al utilizar la terminología de la Nueva Era, cuando afirman que ellos son los guías de Dios (canales de comunicación), quienes activamente transmiten (canal) la revelación. En otras palabras, abiertamente se reconocen como médiums. (The Watchtower, diciembre 1981, pag. 27). En la página 200, afirman que toda la conducción espiritual la reciben de ángeles invisibles, que el mismo nombre «Testigos de Jehová» y su doctrina de la llagada invisible de Cristo en 1914, les fueron transmitidas (canalizadas por los médiums) por intermedio de ángeles invisibles (Atalaya, diciembre 15, 1987 pag. 7). Semejantes declaraciones se pueden hallar en la revista Atalaya, marzo 1, 1972 pag. 155, abril 1, 1987 pag. 19.
Estas y otras declaraciones públicas de los líderes de la Congregación, con respecto a las revelaciones «angelicales,» nos convencen de que se doctrina no es de Dios, como el apóstol Pablo advertía: «Empero el Espíritu (Santo) dice manifiestamente, que en los venideros tiempos algunos apostatarán de la fe, escuchando a espíritus de error y a doctrinas de demonios» (1 Timoteo 4:1).
Conclusión
El constante recorrido por las casas hecho por los predicadores jehovistas, para captar nuevos miembros, asimismo la masiva propagación de su literatura en muchos idiomas, contribuyó para que de un pequeño grupo de hombres que estudiaban la Biblia, la secta creciera en una organización de muchos millones, con recursos materiales ilimitados. La conducción de la secta se efectúa por un pequeño grupo de líderes de la Congregación, quienes despótica e inapelablemente definen la creencia y política de la misma.
Una rápida mirada a todas las enseñanzas equivocadas de los Testigos de Jehová, muestra que están llenas de contradicciones y estupideces que conducen a la perplejidad de cómo es posible que aun existan y se multipliquen. En el plano espiritual de todo su sistema esto es una quiebra. Podemos resumir toda la enorme colección compuesta por Russell, Rutherford y sus sucesores, y no hallar en ellas ni el mínimo vestigio de las virtudes cristianas fundamentales, como la humildad, el arrepentimiento y la misericordia. No existe ni una palabra sobre el amor hacia Dios o a los prójimos, no se recuerda sobre el desarrollo de la perseverancia para ahogar las pasiones, sobre llevar la cruz, sobre el camino angosto hacia el Reino de los Cielos. Aquí esta todo el hincapié: «Lee, cree y vende los libros de Russell – Rutherford, habla de Dios como de Jehová y de todas las iglesias y gobiernos como del anticristo. Actúa así y te salvarás!.»
La enseñanza de los testigos de que «Dios nunca condena, ni en esta ni en la otra vida,» abre el camino hacia la disolución y el pecado. Como vivas ahora resulta irrelevante para la vida eterna. Todos tendrán una segunda oportunidad. Pero si tú te mostraras también indigno de la condecoración, entonces simplemente dejarás de existir. Pasarás a la inexistencia sin sufrir dolor.
Los testigos manipulan arbitrariamente los textos sagrados, ignoran totalmente los hechos históricos y los más elementales reglamentos de la exegética, de la literatura sobre lógica y consecuencia. Ellos rechazan las principales verdades cristianas – la doctrina de la Santísima Trinidad, la divinidad de Jesucristo, la inmortalidad del alma y otras verdades – sobre la resurrección, el Temible Juicio y la vida eterna – lo desfiguran hasta lo irreconocible.
Los Testigos de Jehová se preparan con urgencia para el encuentro de Armagedón, luego del cual esperan entrar en el reino milenario terrenal. La medida de su fervor se debe a aquella energía, con la que ellos pasando cuadra tras cuadra, expanden su enseñanza. Anualmente reparten en forma gratuita 150 millones de ejemplares de libros y publicaciones en 106 idiomas. Esta organización pretende bombardear al mundo, utilizando sus enormes recursos y nuevos métodos de propaganda.
Su obstinada prédica sobre el acercamiento del feliz reino milenario propaga la idea de que es indispensable finalmente para todas las naciones reunirse en un único gobierno mundial. Solo él podrá vencer por completo los ancestrales problemas de la humanidad, como la guerra, las violaciones, la desigualdad social, la pobreza, el hambre y otros. De las Escrituras sabemos que realmente, antes de la Segunda Venida de Cristo se levantará un gobierno semejante – «Babilonia,» que será guiado por la «bestia» – el feroz enemigo de Cristo y la Iglesia. Él entonces ofrecerá al mundo su religión universal, compuesta de diferentes doctrinas, entre las cuales estará también la cristiana. En el nuevo panteón de los profetas venerados y divinidades será colocado también un pedestal para Cristo, como uno de los grandes maestros y profetas. Rechazando su divinidad y desfigurando Su doctrina, los testigos de Jehová preparan al mundo para la «era pos – cristiana.»
La guerra espiritual, que llevan los Testigos de Jehová contra la Iglesia y el cristianismo, no es acaso aquel Armagedón espiritual, que se anuncia en el Apocalipsis?
Y así nadie que respete por lo menos un poco la autoridad de las Sagradas Escrituras y la doctrina cristiana, puede obrar de otra manera, que no sea rechazando la vituperación de la enseñanza de los falsos Testigos de Jehová!